martes, 25 de febrero de 2014

Lo maligno

Hay búsquedas que no debo buscar, aunque a uno se le vaya la vista por el rabillo del ojo, porque traen consigo extrañas asociaciones y porque se cobran siempre su servidumbre. Los honores que busca el vanidoso y… el soberbio. El placer que busca el lujurioso. El poder que busca el que no puede nada y… el que puede mucho, todavía más y… el que preside una comunidad. El alcohol que busca el bebedor y… la droga del que ya no busca otra cosa. Y, siempre, sin saber muy bien qué, ni por qué, ni para qué. Siempre buscando.