sábado, 19 de abril de 2014

Lo resucitado

Todo lo resucitado, todo lo renacido lo es con la identidad de lo muerto. Quiere esto decir que vivir como renacido, como resucitado, no suprime, desautoriza o anula lo muerto sino que lo transforma. Resurrección no es huida de la muerte sino su culminación. La resurrección no es tampoco la revancha de la muerte, sino puro regalo de amor. Por tanto, nadie resucita por su cuenta. Nadie resucita por sí mismo. Siempre es Otro el que lo saca de la tumba, o del surco, o de la tierra, o del lupus, o de la miseria. Nadie resucitará sin el poderío del Otro.