viernes, 28 de febrero de 2014

Lo necio

Suele ocurrir que, cuando alguien no es nada y se siente nadie, es siempre de algún lugar. Es también habitual que, cuando alguien no tiene méritos por si mismo, se agarra al lugar de nacimiento o a la profesión que ejerce o a la religión que profesa o hasta el modelo de vestido que lleva o al peinado que luce, para presumir. Y también, cuando alguien no tiene de que presumir, presume hasta del reloj que lleva en su brazo. Pues yo te digo, y así lo dice la Palabra: “Tú eres valioso a mis ojos, eres honorable y yo te amo; no temas porque yo estoy contigo”.