martes, 18 de marzo de 2014

Lo regalado

Lo gratuito, lo regalado… por sí mismo no nos deja contentos del todo. Generalmente no nos gusta el aplauso que no sabemos por qué viene. Más bien, después de hacer algo, esperamos la recompensa del aplauso. Nos agrada más que nos quieran y que nos feliciten por nuestros méritos, porque hacemos o… porque hicimos. Sin embargo, la gratuidad consiste en no recibir paga de amor, en ser queridos sin merecerlo y, también, en amar sin esperar el pago del agradecimiento. De esta manera lo dice Él en la Palabra escrita: “Si amas sólo a los que te aman, ¿qué mérito tienes?”.