No resulta cómodo ni suena bien en los oídos cuando “superficial” se usa como calificativo de una persona, de un escrito, de un sermón, de conferencia o de un personaje… Suele ser sinónimo de frivolidad, de vacío, de insustancial y de algo o alguien trivial e intrascendente. Hasta aquí, cierto todo. Pero merece la pena no olvidar que si “lo superficial” lo juntamos a pena, a dolor, a herida, a accidentes, contratiempos o rasguños… ¡es verdaderamente una suerte!.