No tiene muchos quereres lo mojado, ni prestigio alguno, ni sirve… ni tiene venta. Lo mojado, es cierto, no pierde la identidad, pero sí la desacredita; no pierde su esencia, pero sí la distorsiona, la desfigura, la hace incombustible, inestable, frágil… y la debilita volviéndola inconsistente. Lo mojado ve deteriorado su belleza, su hermosura, su lozanía. Así, pólvora mojada no explosiona, pájaro mojado no vuela, papel mojado no tiene crédito, tiza mojada no escribe, leña mojada no arde. Aún así es una experiencia a tener en cuenta.